2007-06-05

Pastores (II)




Todavía cuando veo un pastor con el rebaño de ovejas recuerdo aquellos tiempos en que en el pueblo y en los pueblos de alrededor existía un gran rebaño de ovejas. Cada vez se ven menos, aunque cuando se pasa por las carreteras de Castilla no es extraño ver algún que otro rebaño, con su pastor, y sus perros, a menudo acompañados por un burro.

Trabajo de pastor bastante mal remunerado, desde que yo recuerdo existían más personas dispuestas a ser pastores que puestos de trabajo. Los amos lo tenían bastante fácil para contratar a los pastores, la mayoría no tenía otro oficio en el que ganarse la vida. Todo esto lo digo, sin despreciar para nada a la profesión, ni mucho menos a los propios pastores. El trabajo no era sencillo. Horas y horas a la intemperie, horas y horas bajo la lluvia... El trabajo no acababa en el campo, comenzaba cuando se recogía el ganado en las bordas... especialmente en la época de amamantar a los corderos y en los días duros de invierno...

Creo que ya lo he comentado en alguna otra ocasión en Nazar, yo he conocido rebaños de ovejas, cabras y vacas.

Es por ello, y por que en alguna época mi familia fue la encargada de estos rebaños recuerdo con nostalgia los collares de cuero y madera, los cencerros de todos los tamaños y sonidos, el martillo para remachar los cencerros. Recuerdo a mi padre atando los badajos de cuerno o madera de boj. Todo un arte, que como otras muchas cosas han quedado en el recuerdo, seguro que mis hermanos mayores conocen todos estos intringulis y enigmas de la profesión.

(Continuará)
Herrikoia