Un paseo por la Berrueza
Este año el 6 de septiembre se celebra por primera vez la fiesta del Valle en el pueblo de Asarta, es por ello que aprovecho para destacar cuatro detalles de este precioso Valle de Berrotza, ubicado en el extremo oriental de Navarra en Tierra Estella. Se trata de un valle bastante llano, formado por las poblaciones de Acedo, Granada de Ega, Mendaza, Asarta, el despoblado de Disiñana, Nazar, Otiñano, Mirafuentes, Ubago, Cábrega, Mues, Sorlada y Piedramillera.
Son varios los accesos al valle, se puede tomar la carretera de Kanpezu a Acedo, para disfrutar de la frondosa vegetación que bordea los interminables meandros del río Ega, tras franquear el majestuoso puente de piedra del antiguo ferrocarril Vasco-Navarro, llegamos a Acedo. Otro acceso alternativo, pero que no envidia al anterior es por la carretera de Aguilar de Codés, Azuelo, Torralba del Río, desde donde se ontemplan las crestas de la Sierra de Codés, sus cascajales y los pináculos de las dos Hermanas.
A la izquierda dejamos el solitario Santuario de Codés, seguimos la nueva carretera estrecha, que discurre entre encinas por la ladera de los peñascos donde hizo sus correrías el brujo de Bargota. Desde allí se avista el valle con los campos de cereales atravesados por una línea de chopos que bordean el río Odrón, de escaso caudal, y algunos viñedos aislados. En el extremo del valle se avista la cima de Mendaza con la ermita recién reconstruida y pintada de Santa Coloma, la monumental Basílica de San Gregorio Ostiense sobre el monte de Sorlada, y más al fondo Monjardín y Montejurra, para llegar a Otiñano.
Berrotza ha sido tierra de labradores, los cuales lucharon junto al mariscal Pedro de Navarra, señor de Cábrega, prisionero y envenenado en el Castillo de Simancas (Valladolid) en 1522, contra los invasores castellanos en 1512 y especialmente en la segunda batalla de 1516. Derrotas que dejaron mermados económicamente y culturalmente a sus pobladores. Soportaron el derribo de las casas fuertes, los palacios y castillos y todo lo que recordase y pudiese reivindicar al Reino de Navarra.
Merecen ser visitados los dos palacios solariegos del siglo XVI de Acedo, así como los restos del antiguo palacio de Mirafuentes, la construcción medieval del antiguo palacio de Cábrega, el lavadero de Otiñano, las casas de sillería de Sorlada, y los frontones de una sola pared de Mirafuentes y Otiñano, donde en 1657 Pedro Díaz, beneficiado de Nazar, Bartolomé Ortiz, beneficiado de Sorlada, Pedro Ortiz, abad de Nazar y el abad de Mues jugaron un partido de pelota en la trasera de la iglesia de Otinaño, y por lo que se ve discutieron sobre si una pelota había pasado o no la raya. Bartolomé dio una bofetada en el rostro a Pedro Díaz llamándole pícaro, desvergonzado y villano, a ello se unió el abad de Mues llamándole puerco. No se quedó atrás el abad de Nazar que intentó matarlo con un arcabuz sin lograrlo.
Mención especial merecen la ermita románica de Santa María Magdalena en Mues, ermita de reducidas dimensiones, bello ejemplo del románico tardío rural y la Basílica de San Gregorio Ostiense, con su monumental portada barroca de columnas salomónicas, construida en la cima de Piñalba desde donde se tiene una vista panorámica sin igual de todo el valle y las cumbres de Joar, La Plana, Kostalera, Gallet.
A este valle de pueblos semidespoblados, y silenciosos también se puede acceder desde la carretera de Urantzia (Los Arcos), camino de Mues nos llaman la atención los monolitos esculpidos por la erosión producida por el aire y el agua, que junto a la Basílica de San Gregorio hacen del lugar una imagen pintoresca. Seguimos hacia Remojapán, una vez atravesado el Congosto merece la pena detener el coche a la altura de Cábrega, lugar céntrico del valle para admirar los majestuosos picos de la Sierra de Codés, las peñas grandiosas de Nazar, y la sierra cortada de Lokiz.
El euskera se perdió hace siglos, y a pesar de que no hemos logrado ser incluidos en la zona euskaldun, ni en la mixta, mantenemos vivas las huellas euskaldunes. En Acedo existe constancia escrita que en el siglo XVI el euskera era idioma habitual, en todo el valle todavía se conserva la entonación y pronunciación peculiar, el sentimiento arraigado vasco, así como una gran abundancia de palabras -aida, ago-ago, albarcas, artolas, achunas, anjo-anjo, a lolo.-, topónimos y apellidos que - Acedo, Alaiza, Alegria, Altolaguirre, Antia, Aramendia, Arana, Aranaz, Arrastio, Arroniz, Arteta, Arzoz, Asensio, Atxa, Ayucar, Azcarate.- nos recuerdan el origen de los habitantes de estos pueblos.
Especialmente en verano son pueblos casi completamente euskaldunes, pues a los niños euskaldunes nacidos en estos pueblos, que no son muchos pues la natalidad es escasa, y a los mayores que hemos estudiado el euskera en los euskaltegis, que no somos pocos, es preciso añadirle los hijos y nietos de los labradores que tuvieron que desplazarse a las zonas industriales en busca de trabajo, y que vienen a pasar las vacaciones en el pueblo de sus padres o abuelos.
Este valle cuenta con el camping de Acedo, desde donde se pueden realizar varios paseos a pie para visitar la encina milenaria tres patas en Mendaza, la monumental encina de Cábrega o las no tan grandes pero si preciosas encinas del campo de fútbol de Nazar, o las excursiones que se pueden realizar sin gran esfuerzo por las cimas de Kostalera, Joar y las Peñas de Kodés, montañas que llegan casi a los 1.500 metros de altura.
Desde Nazar cruzando el puerto se llega en dos horas y media a Kanpezu. Igualmentes se puede acceder a Kostalera por el mismo camino del puerto, tomando una senda a la derecha señalada con marcas rojas y blancas de pintura y un montón de piedras, una vez en Kostalera, se puede optar por seguir hacía el puerto de Nazar recorriendo la cresta de la sierra, o tomar la senda que se encuentra a lado de Kostalera, para realizar una bajada pronunciada, pero que merece la pena. A unos 200 metros de descenso nos refrescamos en el chorro de fuentes altas, dejamos la Dormida a la derecha, en medio de la senda nos encontramos con dos tilos enormes que merecen ser apreciados, para llegar en unas tres horas al Santuario de Ibernalo.
Igualmente, desde Nazar se puede llegar al santuario de Kodés, se toma el camino del puerto y al llegar a la divisoria que da vista a Kanpezu, tomamos la senda hacia la izquierda, seguimos por toda la cumbre hacia Joar, antes de llegar a la base de Joar, cogemos el camino de bajada hacia el Santuario de Codés. Se recomienda visitar la fuente de los nenes, tomando una senda a la izquierda bien señalada y tras ascender por unas clavijas de hierro nos encontramos con la fuente que mana en medio de un peñasco. La bajada hacia el santuario es pronunciada y con abundantes cascajos. Desde cualquier lugar se puede contemplar la belleza de este paisaje natural, que no hace difícil imaginarse lo que tuvo que ser el valle salteado con infinidad de árboles en lo que hoy no son más que fincas cerealistas sin ribazos, ni rebaños, ni campesinos realizando las tareas cotidianas.
GERARDO LUZURIAGA
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