2006-09-13

Erre que erre

Leo todos los días el Diario de Noticias de Navarra, intento seguir de cerca lo que ocurre en este territorio histórico, Navarra. Desconcentado me han dejado las declaraciones del nuevo candidato del Partido Socialista Navarro a la presidencia del Gobierno Foral.

Me prometí no escribir más sobre este tema. Mis posiciones han quedado claras en lo escrito anteriormente; pero no me he podido resistir a hacer aunque sólo sean unas alusiones de pasada a lo declarado por Fernando Puras.

Según el candidato del PSN El Amejoramiento del Fuero no se sometió a referendum en Navarra –como se hizo en el resto de España, en todas todas las provincias españolas, en todos todos los pueblos españoles se llevó a cabo el plebiscito para que los propios ciudadanos decidiesen el futuro- porque los navarros no éramos lo suficientemente maduros. Confuso y perplejo he leído los argumentos del citado candidato. Así que los navarros no pudimos decidir en libertad porque en 1982 no éramos lo suficientemente maduros, juiciosos, sensatos... ¿Pero quiénes son estos para decidir sobre la madurez de los navarros? O se tiene libertad o no se tiene, y la única manera de saberlo es realizando un plebiscito.

Triste pero la realidad es más terca que mis planteamientos, cada día veo más claro que a los navarros se nos impidió en 1982 decidir el futuro de Navarra. Saben perfectamente que se impidió realizar el referendum, se impidió votar el Amejoramiento del Fuero por las posibilidades tan grandes que existían de que el pueblo navarro hubiesemos decidido otro camino.

Los años han pasado, pero las hemerotecas, las bibliotecas se conservan frescas... y también las ideas de muchos navarros que vivimos de cerca como nos ningunearon, y como tampoco ahora con el paso de los años son capaces de dar una explicación convincente del actuar tan en desacuerdo con las normas básicas de cualquier democracia.

¿Quién no es capaz de moldear, de llevar el agua a su molino, de llevar la sardina a su parrilla en 28 años?

Aunque el cuerpo me pide seguir tecleando...

Gerardo Luzuriaga