Lavadero de Otiñano
OTIÑANO. "Llano como la palma de la mano". Con este dicho popular se define perfectamente la orografía de Otiñano, una pequeña población de la merindad situada en los alrededores de la sierra de Codés y que destaca por su enorme tranquilidad. Jaime Arzoz, el presidente del Concejo, descubre algunos secretos de una localidad cuyo hijo más ilustre fue Ramón Fernández de Piérola y López de Ituriaga, quien fuera obispo de La Habana, Ávila y Vitoria a finales del siglo XIX.
Fueron precisamente los herederos de Fernández de Piérola quienes cedieron al pueblo el lavadero hace pocos años...
Sí, cedieron el lavadero, la fuente y el abrevadero. Gracias a ellos hemos podido ahora llevar a cabo la restauración del lavadero, que es uno de los más importantes de Navarra. Es un patrimonio histórico y cultural muy importante.
Pero no ha sido una obra barata para acometer con los recursos de un pueblo tan pequeño...
Ha costado 68.000 euros, pero el Teder nos ha subvencionado con 45.000 euros, el 69%, a través de fondos europeos Leader Plus. El resto lo hemos puesto nosotros. Hace dos décadas se empezó a pensar en la idea de arreglarlo y desde entonces era uno de los objetivos del Concejo, pero hasta que no se cedió no pudimos hacer nada.
Ahora se ha arreglado la cubierta y los hombros de la estructura. ¿Habrá una segunda fase?
Esa es nuestra intención, y esperamos no tardar mucho. Queremos limpiar la piedra y embellecerlo.
¿Qué más proyectos tienen entre manos en estos momentos?
Hemos empezado ahora con la pavimentación de la calle Las Eras y el camino del cementerio, ya que nos concedieron subvención del Gobierno de Navarra a través del Plan Cuatrienal. También queremos arreglar el frontón cuando haya dinero, pero el problema es que somos un pueblo muy pequeño.
¿Cuántos habitantes tiene?
Empadronados hay unos treinta, pero en invierno vivimos alrededor de doce o catorce, algo más los fines de semana. Claro que en verano podemos juntarnos entre sesenta y setenta personas.
Ahora se va a arreglar la carretera de acceso, al menos una parte.
Se va a arreglar desde la general hasta Mirafuentes, pero no hasta Otiñano, porque se necesita la firma de todos los propietarios de las fincas para poder ancharla. Parece que no todos quieren y el Gobierno de Navarra no expropia en este caso.
La historia de Otiñano es curiosa. Se encuentra en La Berrueza pero pertenece administrativamente a Torralba del Río. ¿Cómo es eso?
Parece ser que hasta 1456 Otiñano pertenecía a La Berrueza, pero pocos años después la princesa Leonor entregó todo su término municipal a Torralba del Río porque le debía algo o como agradecimiento.
Pero la distancia por carretera es muy grande entre ambas localidades...
Sí, por carretera hay cerca de 30 kilómetros hasta Torralba, ya que hay que ir a Los Arcos, de ahí a Sansol... Pero existe un camino por el que hay cinco o seis kilómetros nada más. Es una pista forestal con brea, que está bien, pero el problema es que el Gobierno de Navarra no quiere encargarse de su mantenimiento, y nosotros, con nuestros recursos, no podemos mantenerla sin tener una subvención. El día que se estropee no sé qué pasará.
Por esta zona se está detectando un aumento del turismo rural y un interés por adquirir viviendas. ¿Sucede lo mismo en Otiñano?
No, lo que son casas rurales no hay, pero sí que hay gente que se ha interesado mucho por hacerse una casa en el pueblo. Les gusta mucho esto y están encantados. El problema es que las casas no se venden y, como ahora estamos con el plan urbanístico, hasta que no se acabe no se pueden construir más viviendas.
Tras once años, casi doce, en el cargo, ¿piensa repetir en las próximas elecciones?
No lo sé, son ya tres legislaturas y otra que estuve antes, pero nadie se quiere presentar. Y eso que los concejos tienen pocas competencias, cada vez menos.
Diario de Noticias (R. Usua)
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