2006-12-16

Un día de invierno


15 de diciembre de 2006, seis de la mañana en Gasteiz a 6 grados bajo cero (6 grado zero azpitik). Los coches, las calles como muchos días de invierno con una fina capa de hielo. Azazeta helado pero no excesivamente, al igual que las curvas de Akijas. Me encuentro con un panorama navideño al llegar a Acedo, niebla densa (lainoa), no se ve nada a tres metros, tejados, árboles y campos absolutamente blancos, cubiertos por una fina capa de hielo. Al llegar a Disiñana, un nuevo panorama se abre ante mis ojos, la niebla desaparece de repente para dejar una visión paradisiaca: en primer plano el pueblo de Nazar y más atrás la cima de Joar. Cielo raso.

Ocho de la mañana, desde Nazar se se ve el monte de Mendaza, las colinas de Olejua y Sorlada, la sierra desde Cábrega hasta Otiñano, y debajo una densa niebla blanquecina semejante a un mar (itsasoa) tranquilo y pacífico. Ocho y cuarto, a la derecha de San Gregorio, a la altura de Mués, nace un sol anaranjado, mezclado entre nubes esparramadas. Segundo a segundo el sol va haciéndose más redondo, más grande, inflandose poco a poco, en un momento es más grande que la Basílica de San Gregorio. Las nubes que rodean el sol naciente vas tomando colores rosaceos, anaranjados, colorados... debajo todo el valle de la Berrueza rellenado de una espuma blanquecina...

Nueve de la mañana, frío, escarcha (ihintza) que cubre todos los campos desde Acedo hasta Zubielki, (Antzin, Mendilibarri, Murieta). Nueve y media, cruce del Urederra camino de las Ameskuak, entrada de Lizarra, coches con dos centímetros de nieve, vendrán del puerto de Lizarraga? No, son coches que salen de Lizarra (Estella), calles cubiertas por 3 centímetros de nieve. Un poco antes de la estación entro a por el pan, me encuentro con la tendera y un cliente hablando en un euskera perfecto, -Lizarran dagoena zer da, elurra (nieve), izotza (hielo)- sobre si lo que cubre todo Estella es hielo, o es una nevada. No me puedo reprimir, doy mi opinión sin estar convencido de lo que expongo...

Doce de la mañana, vuelvo a Nazar, todo sigue igual, por una vez los nazarenos disfrutamos de un día primaveral en pleno diciembre. Día soleado y claro. Joar y las sierras de alrededor sobresalen sobre un mar de olas suaves.

Dos de la tarde, la niebla desaparece del valle. Todo el valle queda a la vista, no se ve ni una sola nube en el firmamento, ni una sóla mancha. Cielo azul como pocos días se ven, el aire comienza a hacerse notar.

Cinco y cuarto de la tarde con el anochecer la niebla que no ha desaparecido en todo el día de la zona de Mués penetra de nuevo por remojapán y por el barranco de Sorlada, poco a poco, como si del humo de una hoguera se tratase, como si del agua que trascurre por el regajo de regar se tratase, niebla pegada a la tierra, alargada...

Seis de la tarde se hace la noche. Estrellada, fría.

Por un día, Nazar, Otiñano, la zona alta de la Berrueza ha sido distinta. Estamos tan acostumbrados a estar bajo la influencia de las nieblas que se instalan en Joar y Costalera, y poco a poco invaden los pueblos altos del valle, que por un día hemos disfrutado de la variedad, del sol radiante, que nos ha permitido pasear a "la Luisa, la Cirila" y a un nazareno anónimo por las calles bastante solitarias del pueblo.

Herrikoia